En todas las áreas de la medicina, la prevención ocupa un papel preponderante. En oftalmología es fundamental diagnosticar todo tipo de enfermedades que puedan producir un daño irreversible para la visión.
Desde hace algunos años, el Ministerio de Educación implementó una cartilla que incluye dentro de los exámenes requeridos, la evaluación de la agudeza visual en niños que van a ingresar a primer grado aunque algunas instituciones lo piden desde los 4 años.
Lo que se pretende evaluar es si el sistema visual está en condiciones normales para la edad o presenta algún tipo de alteración que dificulte el proceso de desarrollo y aprendizaje. Para ello se le hace ver un cartel de prueba con letras o dibujos y se le pide al niño que nos diga hasta que hilera de las diez que posee el cartel es capaz de ver sin dificultad. En caso de no llegar a 10/10 que sería la visión optima, se harán los controles o estudios que el oftalmólogo considere necesarios.
Otros estudios que pueden realizarse, aunque no son obligatorios, son el test de visión cromática, examen de la motilidad ocular y evaluación del ojo externo con un microscopio llamado lámpara de hendidura. El fondo de ojo, campo visual y refractometría computarizada quedan relegados para aquellos niños en los cuales se desea descartar una patología ocular que justifique una disminución de su agudeza visual o en caso de antecedentes familiares de enfermedad oftalmológica.
Es importante recordar que la maduración visual se logra aproximadamente entre los 8 a 10 años de edad, por eso no hay que preocuparse si un niño no logra ver perfectamente a los 5 o 6 años. Deberá seguir controlándose hasta lograrlo o solucionar un problema en caso de tenerlo.
Las patologías que más frecuentemente se encuentran son: miopía, astigmatismo, hipermetropía, estrabismo y cefaleas. Es responsabilidad de padres, pediatras, oftalmólogos y docentes bregar por la salud visual de niños en edad de desarrollo para evitar futuras complicaciones.